Desierto de los Leones
Desierto de los Leones
Es desde 1917, cuando fue declarado parque nacional por el presidente Venustiano Carranza, un lugar de esparcimiento y recreación para quien desea estar en contacto con la naturaleza.
La idea de la fundación del Desierto de Santa Fe, o los Leones, fue del padre Juan de Jesús María, uno de los primeros carmelitas que pisaron tierra mexicana. Descubrió el sitio en los montes de Santa Fe, el 2 de diciembre de 1602; el 1 de enero de 1605 se dijo la primera misa y el marqués de Montesclaros, virrey de la Nueva España, puso la primera piedra el 23 de enero de 1606. La obra se terminó en 1611. El 2 de julio de ese año comenzó de modo formal la vida eremítica. El hermano fray Andrés de San Miguel fue el arquitecto de la obra y a cuenta de Melchor Cuéllar corrieron todos los gastos. La obra tuvo un costo de $28 000.
Existen 2 versiones sobre el origen del nombre del Desierto de los Leones, la primera versión se da a partir de que en el bosque habitaba el gato montes, también conocido como el león americano. La segunda se da gracias a los hermanos León, quienes eran dueños de las tierras y representantes de los carmelitas ante la corona española.
El Convento (1906-1920) |
En el año 1801, la orden religiosa abandonó el convento debido a tres razones: el clima frío de la zona, lo convertía en un lugar prácticamente inhabitable, debido al crecimiento poblacional del convento atrajo cada vez más visitantes que ponían en riesgo el voto de silencio y el motivo más importante; las disputas por el terreno entre las diferentes familias que reclamaban ser sus dueños.
Debido a la guerra de Independencia de México, la orden religiosa se encontró en la necesidad de abandonar su estancia en este convento y cederlo al Estado. Dicha edificación se transformaría en cuarteles militares. Un tiempo después de estos eventos, el lugar fue abandonado y se convirtió en refugio de maleantes. Se sabe que, además, se instaló una fábrica secreta que se dedicaba a la producción de moneda falsa.
Las administraciones siguientes notaron la importancia de los recursos acuíferos y forestales para satisfacer la demanda de los poblados cercanos, tales como Santa Fe en el cual se construyó un acueducto llamado “Agua Delgada” que llegaba hasta la Ciudad de México. Por ese motivo, el Bosque Desierto de los Leones se declaró zona de reserva forestal e interés público en 1876. Pasada la revolución mexicana, el presidente Venustiano Carranza promulgó el decreto que le otorgó la categoría de Parque Nacional el 15 de noviembre de 1917.
A finales del Siglo XX, el Presidente Miguel de la Madrid Hurtado impulsó, a favor del Departamento del Distrito Federal, la preservación, explotación y embellecimiento del Desierto de los Leones. En 1998 la zona se vio afectada debido a algunos incendios, por lo que se designó un área de restauración ecológica para su recuperación. Dicha región comprendía aproximadamente 400 hectáreas.
Finalmente el 16 de abril de 1999 se firma un acuerdo de coordinación por parte de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales con el Gobierno del Distrito Federal, el cual tiene como objeto entregarle a este último la administración y la responsabilidad de preservar, restaurar, desarrollar y vigilar distintas áreas protegidas, entre ellas el Parque Nacional Desierto de los Leones, así como el deber de llevar a cabo la recategorización de otras zonas del Distrito Federal como Parques Naturales Protegidos; el acuerdo se concreta mediante el acta de entrega recepción el 24 de noviembre del año 2000.
El Desierto de los Leones actualmente funge como lugar ecológico y turístico, cuenta con espacios abiertos al público para actividades deportivas, recreativas y culturales, además de ser considerado como uno de los principales “pulmones” para la Ciudad de México.
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